El
título no sugiere una postura sexista ni discriminatoria. Por supuesto que no.
Responde a una experiencia de viaje muy personal. Sí, soy una chica viajando en
bicicleta. Y voy sola. Eso, en un plano práctico, se puede decir que es igual que
si fuera un chico: alistar las alforjas, pedalear, tomar fotos, escribir o leer,
preparar comida, poner la carpa o dormir en escuelas, estaciones de bomberos,
en algún hostal barato, planear una ruta, y así.
Sin
embargo, hay temas con las chicas que solo nos pasan a nosotras y preguntas que
nos planteamos antes de emprender un viaje en bicicleta: ¿deberíamos viajar en
bicicleta durante los días del periodo? ¿y qué con el cabello? ¿cómo cuidar la
piel de las inclemencias del medio ambiente? Y si quiero mantener mi estética,
¿cómo hacerlo sin perder mi feminidad? ¿Soy tan fuerte como para llevar tanto
peso, tan lejos y por tanto tiempo? Vamos a ver cómo se resuelven estas dudas.
Pienso
en todas las mujeres, las viajeras próximas a salir y en las otras, que
necesitan solo un empujoncito. Esto es para ustedes…
Foto: Jaime Moreno - Floridablanca, 2016.
LAS VÍAS TAMBIÉN SON ESCENARIOS PARA LAS
MUJERES
Una
pregunta recurrente que nos hacen a las viajeras es, ¿y no le da miedo viajar
sola? La verdad es que no. Ser mujer y estar en la ruta no necesariamente
implica que estemos expuestas a escenarios de peligro. Ser mujer, viajar por el
mundo y sola no es sinónimo de indefensión o pérdida de cordura. Todo lo
contrario: es reflejo de una gran valentía y de un espíritu de aventura.
Hay
de todo en los caminos, sí, cosas buenas y no tanto, pero las vías también son
escenarios para las mujeres y, si queremos, nos pertenecen. Es cuestión de
hacerse a un buen equipo de viaje, buscar en redes sociales o en la web
testimonios de otras chicas para tener una idea, elegir una buena bici –ojalá
diseñada para nosotras-, tener un plan y estar seguras que el mundo nos da todo,
sin dudarlo ni un segundo.
No
somos muchas las cicloviajeras, lastimosamente. Quizás porque la “sociedad del
miedo” impone formas de vida estándar y salir al mundo en una bici no es precisamente
una de estas formas. Pero sí es un viaje de ensueño, porque ir en una bici por
el mundo que-es-tan-lindo, nos da plenitud y sensaciones verdaderas de
libertad.
Foto: Andrea María Navarrete - Villa de Leyva, 2016
¡QUIERO IRME DE VIAJE EN BICICLETA!
¡Vaya
entusiasmo! Ahora que estoy de viaje puedo hablar con mas autoridad del asunto
y, aunque la logística no es muy diferente cuando se refiere a si eres hombre o
mujer viajando, acá voy a dejar algunas sugerencias. Lo primero es elegir una
buena bicicleta. En la edición pasada hablé de cómo organizar un viaje en bici,
cuál es el equipo apropiado y las condiciones ideales para tu bicicleta. Pero,
si eres mujer, debes saber que no todas las bicicletas pueden ser la opción y
elegir la bici equivocada te va a dar una experiencia negativa de cicloturismo.
Hay marcas en el mercado que se han ido enfocando en un target femenino. Por
ejemplo, Specialized tiene muy buenas opciones. En mi caso, escogí una bici
híbrida, Ariel Elite, para mujer, con un sillín en gel (también para mujer), y
me aseguré que fuera de mi talla, que soporte mi peso y el peso de mi casa.
Sobre
el equipo, la diferencia con los chicos no es mucha. Creo que solo cambia la
ropa. Asegúrate de llevar ropa interior deportiva, que no talle y sea muy
cómoda. Las badanas, o lycras de ciclismo, también las hay diseñadas para
mujeres, así que lleva dos o tres de estas. Los jersey y las trusas también los
hay para mujeres. Unos tenis y unas sandalias que sirvan para el baño, vendrán
bien. En mi caso, también llevo un par de vestidos de tela muy ligera, de
secado rápido, para salir de baile, ir a cine o disfrutar de una ciudad.
Foto: Pablo Alcazar - Arequipa, 2016
Y,
¿para aquellos días? Es lindo conectarse con los ciclos menstruales, nuestra
lunita. Viajando en bici, te darás cuenta que también cambia el metabolismo; al
principio se pone un poco loco todo, pero luego ya se van acomodando las
fechas. Las opciones durante el periodo son las mismas que cuando estamos fijas
en nuestra casa. Puedes usar tampones, toallas caseras o comerciales o copa
menstrual. Yo opté por esta última. Al principio un poco incómodo, pero luego
es cuestión de costumbre, y así aportas un poco mas al mundo y a ti misma,
desechando menos basura y conociéndote un poco más. Pero, ten la certeza, que
tu ciclo menstrual no va a dañar tu sueño de viaje.
En
cuanto al aseo personal, también es un tema que podemos solucionar muy fácil.
La premisa al viajar en bici es que “todo pesa”, así que no es estratégico llevar
maquillaje, crema para las manos, otra para las piernas, otra para el cabello,
otra para la cara, más el desodorante, shampoo, acondicionador, el jabón íntimo
y el jabón del cuerpo, los talcos, porque necesitaríamos de un remolque extra y,
en realidad, solo es un inventario de productos que no son necesarios. Escoge
lo justo. Yo llevo un jabón hidratante, un shampoo, una piedra de alumbre (que
uso como desodorante por ser una opción más económica, ecológica y saludable),
una cuchilla de afeitar y, por ser crespa, crema para peinar. De todo lo demás,
me olvidé y así voy ligera. Una ducha la podemos tomar en una estación de
bomberos, en un hostal, en casa de amigos, en la escuela. Siempre habrán formas
de asearnos a diario. Y, si no las hay, creo que aprenderemos a tolerarlo. Para
mantener el cabello, si es largo, es mejor trenzarlo, así se protege más. Si lo
llevas corto, es más práctico. Pero cada una elige. Para la piel, un bloqueador o una pantalla
solar es suficiente.
Foto: Andrea María Navarrete - Arequipa, 2016
¿Sigues
aterrada? Nada de lo que he mencionado debe alimentar la idea de que si nos
vemos fuertes por llevar tanto peso, no usamos nada de maquillaje, y rodamos
entre el lodo, las piedras, con el sol de frente, la lluvia encima, entre otras
calamidades que no suceden cuando estamos en el confort de la vida estática,
perdemos nuestra feminidad. No. No hay peros cuando se trata de seguir el
impulso de viajar en una bicicleta y menos creer que no podemos porque somos
mujeres. Si es lo que quieres, ¡debes hacerlo! Ya rodando, sabrás que tú
decides el ritmo, las maneras de viaje, el kilometraje diario, o si quieres
pasar un día de playa y no pedalear. Ahora que escribo este texto sabiendo que
mañana madrugo a seguir mis rutas al Sur, les digo que fue la decisión mas
sabia de mi vida. Ninguna felicidad se le compara. Es alegría plena. Y, si
alguna chica que me lee ahora mismo, lo está pensando, es momento de comprar
unas alforjas, subirse a una bici y salir a pedalear por el mundo.
Foto: Elena de Yta - Arequipa, 2016.
Publicado en la Revista My Bike.
CICLOFelicitaciones y agradecimientos por compartir las experiencias de tan extraordinario recorrido, eres un gran ejemplo para todos los amantes de los pedales...Adelante y BUENAS PEDALADAS...
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