Hace unas semanas compartí
algunos aciertos y desaciertos previos al kilómetro cero de El Sur Bici-ble y
durante estos meses de viaje. Sin embargo, hay dos temas de atención e
importancia para sobrevivir en un viaje en bicicleta: la alimentación y la
hidratación. Recordemos que el motor de nuestra bici somos los y las ciclistas
y, el combustible, lo que comemos y bebemos, para poder mover la “máquina”.
Foto de Adrien Galparoli. Norte de Argentina. El Sur Bici-ble, 2016.
¿QUÉ COMER DURANTE UN VIAJE EN BICICLETA?
Aunque la alimentación depende
de diversos factores como las inclinaciones de cada biciviajero y biciviajera
(veganos, vegetarianos, carnívoros, etc.), los pesos corporales, las
condiciones de salud de cada ciclista, la tipografía a recorrer, los esfuerzos
diarios, las condiciones climáticas, la facilidad para conseguir ciertos
alimentos y hasta el presupuesto que tenemos para comprar nuestra comida, el
ciclismo es un ejercicio muscular con un alto gasto energético (aprox. de 350 a
400 calorías por hora) que toma la energía de lo que comemos: los carbohidratos,
las grasas y las proteínas.
Además, al principio compraba
alimentos para una semana y luego simplemente empecé a comprar para consumo
máximo de dos días. Esto depende, por ejemplo, de las condiciones climáticas o
la facilidad para conseguir ciertos alimentos. Hay que tener en cuenta que,
especialmente, los productos orgánicos pueden descomponerse más rápido que los
demás. Y de paso, al llevar menos comida, llevas menos peso.
Aquí comparto mis preferencias:
LA PRIMERA COMIDA, EL DESAYUNO
Lo primero que hago es, todos
los días, buscar frutas: las bananas son mis favoritas, aunque a veces también
compro manzanas o uvas verdes, pero depende de lo que encuentre en el mercado.
Por fortuna, en Sudamérica, hay variedad de frutas y son económicas. Pues bien,
lo primero que como, al despertar, es una fruta. Mientras como la fruta, voy
alistando mi cocina portátil, caliento el agua para preparar café (como buena
colombiana, no puede faltar una dosis de cafeína al día) y abro el pan, para
ponerle queso o mantequilla o mermelada o mantequilla de maní. Algunas veces
preparo un huevo batido con queso, sobre todo cuando estoy quieta por algunos
días en algún lugar y sé que no voy a estropear los huevos con el movimiento. Sin embargo, para no aburrirme con un solo
menú, también puedo varío con granola y yogurt, que resulta muy rico y también
barato.
¿QUÉ VAMOS A ALMORZAR HOY?
Generalmente la hora del
almuerzo me sorprende en ruta. Algunas veces prefiero sentarme en algún
restaurante del camino, generalmente tienen precios accesibles y de menú
amplio: arroz o plátano, proteína animal, la famosa “menestra”, que comprende
fríjol, garbanzo, lenteja o alverja, sopa, ensalada y jugo. Sin embargo, otras
veces, llevo algún enlatado: fríjoles o garbanzos, pero que no me complique
tanto y, a veces, armar la cocina durante el viaje es desgastante. Al final, si
lo hay, puedo comerme un pedazo de chocolate o una galleta rellena, a manera de
postre.
DESPUÉS DE UNA INTENSA JORNADA, LA CENA
Al final del día, después de
todo el intenso pedaleo, la cena se convierte en la comida que va a equilibrar
todo ese gasto energético. Aunque también se puede consumir en un restaurante,
cuando no hay alguno o no alcanza lo que llevamos en el bolsillo, suelo
preparar pasta con atún, o pan con atún o aguacate (también llamado palta, en
algunos países de Sudamérica). Algunas veces, en cambio, me siento inapetente y
prefiero preparar un par de sanduches de queso con mantequilla (prefiero no
consumir embutidos ni carnes rojas).
Entre comidas, consumo
especialmente frutos secos: maní, almendras, granola, semillas de girasol,
entre otros.
¿CÓMO HIDRATARSE EN LA RUTA?
Foto por Juan Angulo. Valle de las Ánimas. Bolivia. El Sur Bici-ble, 2016
El agua es el principal
componente del cuerpo humano, aproximadamente ocupa un 65%. En la bici, es muy
fácil deshidratarse por la pérdida de sales al sudar, o al orinar o defecar y
esto puede desencadenar serios problemas de salud. Lo recomendable es tomar
sorbos de agua cada 15 o 20 minutos, y no esperar a sentir sed para beber.
Sentir sed es, precisamente, un efecto de la deshidratación. Mi elección es
llevar máximo 2 litros de agua (2 kilos mas de peso) y tomar toda el agua que
pueda. Además, por consejo de un amigo biciviajero, a las comidas es mejor
añadir un poco mas de sal, para adquirirla de manera natural.
Ahora, sobre el acceso al agua,
en Sudamérica, en la mayoría de las ciudades, el agua del acueducto no es
potable. Por tanto, hay que hervir o comprar agua embotellada (lo que tampoco
es tan buena idea, por el impacto ambiental tan negativo que tiene desechar
plástico). En varias ocasiones me he enfermado de la panza por consumir agua
contaminada.
Entonces, sobre esto, es mejor
preparar el cuerpo para las aguas no procesadas. ¿Cómo? Al agua tomada del
grifo se le añade una pizca de bicarbonato de sodio, sal y miel. Esto es un
suero natural que ayudará a que el cuerpo se adapte a todo tipo de agua.
Foto: Camping Sur de Bolivia. El Sur Bici-ble, 2016.
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