Dejadme que os diga lo que opino del
ciclismo. Creo que ha hecho más por la emancipación de la mujer que ninguna
otra cosa en el mundo. La bicicleta le da a la mujer una sensación de libertad
y autoconfianza. Yo me congratulo cada vez que veo a una mujer montada en
bicicleta…. la femeneidad libre y sin ataduras.
Susan B. Anthony
Hacia la década de 1890 la bicicleta había alcanzado su más alta
popularidad en las sociedades estadounidenses y europeas y con plena facilidad
se veían ciclistas en las vías. Cientos de fabricantes se beneficiaron de este
auge y continuaban rediseñando las propuestas originales de sus antecesores.
Una euforia ciclística que, sin duda, sacudió los cimientos económicos,
sociales y hasta configuró una nueva mujer.
La bicicleta, en 1890, también tuvo una importante función en la vida de
las mujeres: representó la necesidad de cambios sociales, la lucha de las
mujeres por el derecho al voto y tuvo una fuerte incidencia en la historia de
la emancipación femenina, por ser el primer vehículo al que accedieron las
mujeres y que, además, proporcionaba una libertad de movimiento mayor que
cualesquiera otras formas de transporte.
Sin embargo, no fue nada fácil para las mujeres de la época usar la
bicicleta por varias razones. Además de ser ridiculizadas y señaladas por una
sociedad machista por usarla, también se llegó a creer que usarla podía causar
daños físicos, como esterilización, menstruaciones dolorosas, caída del útero y
hasta aborto y, morales, porque “inducía a la depravación por generar
excitación sexual”[1] y perjudicar la unidad
familiar al permitir que una mujer desertara del hogar, se moviera por su
cuenta y se resistiera a esa aparente condena al sedentarismo.
No obstante, un evento determinante para el uso de la bicicleta fue su
evolución tecnológica, especialmente el desarrollo de la cadena y la
implementación de llantas de igual tamaño para disminuir el esfuerzo del
pedaleo. Esta transformación en el diseño le dio a la bicicleta mayor seguridad
de circulación y un diseño más rápido, estable y que, hoy día, es la base para
el diseño de bicicletas. Por supuesto, estos cambios allanaron el camino para
permitir el acceso total a una bicicleta, incluyendo a las mujeres.
La bicicleta, entonces, permitió a las mujeres conquistar la autonomía
necesaria para viajar libres, sin depender de un compañero, alcanzar distancias
mayores a las de su localidad, conocer otros paisajes, tener conocimiento de su
cuerpo y apoderarse de la bici como una herramienta de alto poder personal
y político.
“The new woman”[2], la nueva mujer, así se
conoció a la mujer moderna, quien rompió con las convenciones de trabajo fuera
del hogar, evitó el papel tradicional de esposa y madre, y se hizo
políticamente activa. Ella, entonces, se vio en igualdad con los hombres y la
bicicleta le ayudó a afirmarse a sí misma como tal.
En 1894, Annie Cohen, una mujer inmigrante judía lituaniana con tres
hijos, “fue la primera mujer en recorrer el mundo en su bici y, en ese periplo,
ganar 10 mil dólares”[3]. Dos años más tarde, Susan B.
Anthony, líder feminista norteamericana y también ciclista urbana, dijo en una
entrevista para el NewYork Sunday World: “la bicicleta es el objeto que
más ha contribuido a la emancipación de la mujer que otra cosa en el mundo. Le
da a la mujer la sensación de libertad y seguridad en sí misma. Cada vez que
veo una mujer manejando una bicicleta me alegro, porque es la imagen de la
libertad”[4].
Sin embargo, el desafío social que provocó el uso de la bicicleta como
medio de transporte también implicó un cambio en la vestimenta de las mujeres,
por ser incómoda para el pedaleo. La ropa apretada, los corsé, las largas y
pesadas faldas victorianas puestas sobre enaguas o aros, las camisas de manga
larga con cuello alto que entorpecían el movimiento no encontraron lugar en los
cuerpos de estas nuevas mujeres.
El ciclismo requirió repensar la ropa de las mujeres a una forma más
práctica y racional de vestuario y rápidamente toda esa ropa opresiva fue
reemplazada por pantalones-pollera o “bloomer”, se liberaron del corsé, algunas
dejaron atrás los vestidos y llegaron a usar ropa de hombre, todo con el
objetivo de encontrar los atuendos apropiados para la movilidad de su cuerpo.
Esto, sin embargo, no era una simple cuestión de cambio de indumentaria;
también desafió las normas tradicionales de género y las percepciones de la
feminidad y cambió para siempre la percepción pública de la conducta femenina:
en esa reforma de la vestimenta para el ciclismo las mujeres también podían
mantener y mejorar su feminidad sobre una bicicleta.
Así fue como esa nueva mujer, con cambios en su indumentaria, con la
posibilidad de recorrer grandes distancias en bicicleta y de encontrar otras
opciones de vida, se vieron como igual ante los hombres, transformaron los
roles de ellas en la sociedad y provocaron, en el escenario público, un
verdadero desafío social y un compromiso con sus derechos.
La bicicleta, entonces, fue el vehículo de cambio y de transformación
para las mujeres y, por encima de toda la vulnerabilidad en sus derechos
políticos, económicos y sociales de la época, alcanzaron la emancipación
subidas en una bicicleta. María Pognon, presidenta de la Liga Francesa de
Derechos de la Mujer, afirmó que “la bicicleta era un instrumento igualitario y
nivelador que ayuda a liberar a las mujeres”[5]. Y
decía su compañera de lucha, Elizabeth Stanton, “las mujeres viajamos,
pedaleando, hacia el derecho de voto”[6].
En el libro, A wheel within a wheel: how I learned to ride the
bicycle, publicado en 1885 en Estados Unidos, la sufragista Frances Willard y
defensora de los derechos igualitarios de la mujer invitó a las mujeres de la
época a superar las barreras sociales y a hacer de todo, “Do everything”[7], como lo señalaba su famoso slogan. Las motivó,
entonces, a que se involucraran con prácticas que desafiaron el modelo de los
roles de la mujer y a usar la bicicleta como una manifestación política de
libertad.
Así, los cambios sociales provocados por la bicicleta, no solo se limitaron
a transformar la moda femenina. Una mujer en una bicicleta ya no dependía de un
hombre para movilizarse; ganó movilidad física, amplió sus horizontes,
experimentó un nuevo sentido de libertad de movimiento, nueva emoción física
gracias a las velocidades que alcanzaba. La bicicleta permitió una paridad con
los hombres y muchas mujeres de la época llegaron a considerarla como una
máquina para la libertad.
En Bucaramanga, el uso de la bicicleta en las mujeres está promocionado
desde la sinergia de una colectividad, específicamente, desde la presencia como
movimiento social de la colectiva Mujeres Bici-bles, cuya creación como grupo
remonta a diciembre de 2012 y derivó del sentido que tiene la bicicleta
para cada una de las mujeres que nos hemos integrado al proceso, el cual nos
llevó a encontrarnos y plantear un ejercicio de empoderamiento en asuntos de
interés para la ciudad y que involucra especialmente a las mujeres, como
también a los hombres. Este proceso parte de una decisión consciente de actuar
y participar en la construcción de ciudad en un ámbito tan trascendental hoy
como lo es la movilidad, donde la bicicleta, siendo parte de la vida de cada
mujer bici-ble, constituye un maravilloso instrumento de libertad para
propiciar el goce y ejercicio del derecho a la ciudad en la urbe contemporánea[8].
Igualmente, en las vías de los cuatro municipios
(Bucaramanga, Floridablanca, Piedecuesta y Girón), se vive una tensión por la
apropiación del espacio público donde el sentido de propiedad privada de los
automotores se traslada al sentimiento de dominio de las vías. También
adolecemos de ciclorrutas y de una política de movilidad clara y oportuna que
visibilice a la bicicleta como otra forma de movilidad que debe sumarse a los
derechos y deberes para el tránsito, respetando las normas establecidas para una
movilidad segura, respetuosa y cordial.
[1] SCHETINO,
André. A bicicleta, o ciclismo e as mulheresnatransição dos séculos XIX e
XX. En: Revista de Estudios Femeninos Universidade Federal do Rio de Janeiro. Vol.17, 2009, p. 118.
[2] ZHEUTLIN, Peter. Women
on Wheels: The Bicycle and the Women’s Movement of the 1890s. [En
línea]. < http://www.annielondonderry.com/womenWheels.html > [citado
21 de mayo de 2014].
[3] MONTESINOS,
Susana. La primera mujer en dar la vuelta al mundo en bicicleta. [En
línea]. <http://diarioenbicicleta.wordpress.com/2009/07/09/la-primera-mujer-en-dar-la-vuelta-al-mundo-en-bicicleta/> [citado
21 de mayo de 2014].
[4] MORUA
MARTÍNEZ, Ernesto. Algunas notas sobre los inicios de las mujeres en bicicleta.
[En línea]. <http://indicespoliticos.blogspot.com/2013/02/algunas-notas-sobre-los-inicios-de-las.html>
[citado 21 de mayo de 2014].
[7] WILLARD, Frances.
A wheel within a wheel: how I learned to ride the bicycle. New
york: Fleming H Revell Company, 1885. p. 80.
[8] ENTREVISTA
con Andrea María Navarrete, coordinadora Mujeres Bici-bles. Bucaramanga, 20 d
mayo de 2014. En: Diario ADN Bucaramanga, p. 15.
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