Han
pasado 30 días después de terminar los #30DíasEnBici de abril. Las razones de
mi letargo no se deben a motivos perezosos, sino a una cantidad de menesteres
que primaban sobre este reporte. Menciono de nuevo que los #30DEB son una iniciativa de ciclistas urbanos en Minneapolis, con el objetivo de promover el uso de la bicicleta como alternativa
de transporte, destacando los beneficios individuales y colectivos. A esta
iniciativa se han unido más personas y más colectivos en el mundo y, este año,
no fue la excepción.
Ahora,
con un poco más de tiempo, hago un recuento de esa experiencia.
Primero,
los números:
- Total
días pedaleados: 25 días.
- Total
distancia recorrida: 435,47 km.
- Total
dinero ahorrado: $178.700 pesos (incluidos pasajes de Metrolínea y carreras de
taxis).
- Peso
inicial: 64 Kg.
- Peso
final: 61 Kg.
Así,
fueron 435,47 km de recorridos en bicicleta: fui a la UPB (aprox. 15 kms), a la
USTA (aprox. 3 kms), universidades donde trabajo. La primera no cuenta con
biciparqueaderos en tanto la segunda sí en la sede de Floridablanca y con
parqueadero en la sede de Bucaramanga. También fui a las clases de maestría en
la UIS, (aprox. 2 kms o un poco más), institución que cuenta con varios
biciparqueaderos y que, hoy día, concentra una buena cantidad de ciclistas
urbanos. También fui al bar, al café, al mercado, a visitar amigos y a pasear en
bici con colectivos como Mujeres bici-bles y Bici 40.
Todo el
álbum fotográfico está público en el siguiente enlace: https://www.facebook.com/demononave/media_set?set=a.719598044728662.1073741833.100000354203437&type=3
1. Hablemos de conductores: Un síntoma especial de los conductores
de vehículo particular, taxis, buses y motos es su sentido de propiedad y
dominio de las vías. No los culpo. Un gobierno y unas políticas de movilidad
que privilegian su circulación sólo puede provocar este tipo de pretensiones,
aunque también vale la pena señalar que el gremio de las motos ha sido una
población intermitentemente vulnerada, sólo que en su organización y defensa han
sabido superar cada una de las caprichosas imposiciones por parte del gobierno.
Sin embargo, un conductor, sin excepción del
tipo de vehículo que use, es responsable de proteger la vida de los otros partícipes
de la vía y, bajo esta premisa, ser precavido en su circulación. En esos 30
días fueron varias veces las pitadas, insultadas y sustos que tuve que soportar
por parte de diferentes medios motorizados de transporte, incluidas las motos,
las cuales, en mi opinión basada en la experiencia, son las más hostiles en las
vías. En definitiva, los conductores no están acostumbrados a reconocer otro
tipo de movilidad diferente al que tienen: el bus le pita a la moto, la moto
insulta al carro, el carro no da permiso a ciclistas ni peatones, y así. Cuando
se encuentran con algún ciclista en la vía, aún sin medir las posibles trágicas
consecuencias, arremeten en su contra. Cero
en conducta señores, señoras, jóvenes y señoritas al volante.
2. Hablemos de ciclistas: Si miramos las cifras que compartí sobre
mi experiencia en los #30DEB, podemos deducir que usar la bicicleta diariamente,
no solo para la recreación y el deporte, sino también como una alternativa
limpia de movilidad, para ir al trabajo, para ir al estudio, para… tiene sus
ventajas: la salud se beneficia, el bolsillo lo agradece y la ciudad lo necesita.
Da gusto romper el letargo de las vías en una bicicleta y avanzar en medio del
estatismo vehicular.
En muchas ciudades del mundo, la bicicleta tiene su lugar natural y es, a su vez, buena para
el paisaje urbano. En el norte de Europa, la bicicleta ha asumido una presencia
importante en la red de transporte urbano: dan cuenta del 20 al 30% de todos
los viajes en ciudades importantes en Holanda, Dinamarca y Alemania. En China,
más de la mitad de todos los viajes. Sus
múltiples ventajas la convierten en la forma de movilidad idónea para trayectos
cortos.
Sin embargo, también
recae en nosotros, los ciclistas urbanos, una gran responsabilidad porque
debemos estar pendientes de absolutamente todos los movimientos de los demás
medios de transporte, incluyendo el peatón. Un solo descuido y al suelo. Una sola
distracción y entonces podemos ser protagonistas de una tragedia. Por ello, es
necesario contar con luces, elementos reflectivos, usar el propio cuerpo para dar a
conocer nuestros movimientos a los demás partícipes de las vías y, por
supuesto, repetir un mantra mental que nos permitirá mantener la calma y el
valor para continuar el camino. Además, como no contamos con carriles bici ni
espacios propios en las vías, muchos optamos circular por los andenes, donde
incluso se logra un poco de tranquilidad respecto a la seguridad: es preferible
ir más despacio, teniendo cuidado con los peatones, que circular con la jauría motorizada que es una amenaza.
3. Hablemos de peatones: El peatón, a pesar de ocupar el primer lugar en
privilegios y reconocimiento en el espacio público en la jerarquía mundial para
la movilidad es, en definitiva, el más vulnerado. En Bucaramanga y el Área
Metropolitana el PARE es del peatón. Las cebras, cuando las hay, parecen ser
parte de una estética pero no de un mensaje de prioridad y de protección en las
vías. El desconocimiento de la normatividad sobre la susodicha jerarquía ha
perjudicado notablemente la planeación de la ciudad y la conducta ciudadana.
Incluso, así como pasa con las bicicletas, en Bucaramanga y el Área
Metropolitana hay señalizaciones que también prohíben el paso de peatones. La
más ridícula de todas: la señal ubicada en la transversal 93, frente al Centro
Comercial El Cacique; allí, un peatón debe caminar más de 300 metros para
cruzar la doble calzada. A la dirección de Tránsito a la cabeza de no sé cuál “experto”,
se le hace más fácil prohibirle al peatón, que generar una dinámica más
armónica de convivencia en las vías.
Los peatones, además, también
desconocen sus derechos. Todos somos peatones y es nuestro deber exigir el
respeto por las cebras, unirnos para defender las disposiciones que privilegian
a las demás formas de transporte y entre todos provocar una cultura ciudadana a
nuestro favor.
#30DEB
que suman a los más de 12 años sobre una bicicleta y serán sucedidos por muchos
años más de ciclismo urbano.
BONUS TRACK: Destaco la mala
experiencia que tuve el miércoles 2 de abril cuando regresaba de mi trabajo,
por la vía Antigua de Floridablanca, y un motociclista se me acercó para regar
en mí una serie de morbosidades y vulgaridades, las cuales provocaron que, hoy
día, siempre lleve a la mano un gas pimienta. Por fortuna, no hubo lesiones
físicas, pero sus palabras si dejaron un profundo temor a pedalear sola y una
emoción de impotencia y desagrado. La bicicleta es también símbolo de
empoderamiento. Las mujeres, otrora, pedalearon para alcanzar otros niveles de
libertad subidas en una bicicleta. Hoy día, por ser mujeres y por movernos en
una bicicleta, extendemos esos primeros deseos de libertad en una sociedad que
no sacia su machismo y su violencia en nuestra contra. Las vías también son
escenarios de paz, y esto nos incumbe a todos.
Exelente trabajo investigativo, mucha responsabilidad rcae en las autoridades, en los conductores de automotor y en los motociclistas que creen que por andar en un monstruo de alto cilindraje tienen derecho a adueñarse de las vias publicas. Una que otra responsabilidad paa mis amigos ciclistas pero como tod regla tiene su exepción. Se puede hacer de la bicicleta un medio de transporte de alto uso, pero siempre y cuando se desarrollen procesos educativos a los conductores a gasolina. Felicitaciones un exelente trabajo.
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