Qué
lindo es el progreso y más cuando se
cree que ese progreso, por fin y de una vez por todas, empezará a aliviar algún
problema urbano de urgencia; por nombrar uno, el de la movilidad. Hoy, después
de la larga espera, estrenaron “el puente más grande del mundo”, porque a los
santandereanos nos gusta todo grande, el pedazo de carne grande, grande la
arepa, grande el santísimo que nos bendice desde lo que era el nicho del oso de
anteojos y de varias especies de aves, y también grande el puente atirantado que
salvará a los autos del estatismo en el cual se encuentran sometidos, guiño
guiño.
Pues
también con bombos y platillos lo inauguraron, hicieron la respectiva quema de
pólvora y contonearon el plumaje todos aquellos y aquellas que nos administran,
nos lideran y nos excluyen. Exclusión, palabra de rabiosa actualidad. Pues sí, 15
ciclistas fuimos a ver y la sorpresa fue que no pudimos entrar por “llevar una
bicicleta”, ese aparato extraño, alógeno, medio mamerto, que asusta y “amenaza”
a una inmensa mayoría. Nos empujaron los peregrinos sociales del progreso. Otros,
nos miraron como bichos raros, pero –en definitiva- no nos dejaron entrar. Y
entonces nos fuimos y luego volvimos, con 100 ciclistas mas, otra vez pedaleando, para encontrarnos
de frente y de una buena vez con ese progreso de 134.759.896.204 pesos (otra
cifra grande, como nos gusta) que, cosa rara, no incluyó ciclorutas.
Foto: Jonnathan Montoya
Luchito,
que sabe harto de sostenibilidad, dijo que fue muy importante el aspecto ambiental “pues el impacto sobre
las quebradas La Iglesia y La Rosita, que pasan por la base del puente, hubiera
sido mucho mayor si hubiera sido un puente tradicional. Se necesitarían 10
soportes”. Gracias Lucho. Aunque para construir tu puentecito con tirantitas, se
talaron más de 100 árboles, y oh sorpresa, se excluyó ese metro con 50 cms que
los y las ciclistas necesitamos para rodar seguros, en tu capital insostenible.
Dicen
los expertos que este nuevo paso al rotundo éxito urbano tampoco sirve de nada.
¡Qué escépticos somos! ¿Por qué? Fácil: porque no está completa la troncal y
los autos, pobrecitos, seguirán en el estatismo apenas lleguen al Mutis
(aunque ya lo viven). A problemas integrales soluciones medias tintas, esa es
la lógica en la capital sostenible.
Y
bueno, volviendo a las bicis, qué pesar que los y las usuarios/as de bicicletas,
que somos una población en ascenso, que pedaleamos a pesar de la señalización de prohibido circular en bicicleta, pero que sí fluimos en el tránsito vehicular, sigamos siendo relegados de las “megaobras”, puesto que no se incluyó una ciclorruta ni en el tercer carril, ni en el
intercambiador de la normal, ni en ninguno de esos futuros símbolos, siempre
adelante ni un paso atrás, de la impronunciable santandereanidad. Pero que quede claro, eso sí, que ese progreso,
literalmente, nos atropella.
Revisa el video: https://www.facebook.com/video.php?v=1068447419837475
Los habitantes en Bucaramanga necesitan un cambio cultural, ya es un gran problema la superpoblacion de carros , esta ciudad ya no aguanta mas trancones, y politicos buscando hacer funcionar un sistema de transporte caduco y excluyente, SE DEBERIA UTILIZAR LA RUTAS CON ESTACIONES DEL METROLINEA PARA CONVERTIRSE EN CICLORUTAS CON ESTACIONES EN DONDE FUNCIONEN SALAS DE EXPOSICIONES , CAFETERIAS EN FIN GRAN CANTIDAD DE ESPACIOS QUE NO EXISTEN EN BUCARAMANGA.
ReplyDeleteExcelente artículo.
ReplyDeleteExcelente artículo.
ReplyDeleteAunque estoy de acuerdo con la falta de voluntad en la administración para incluir un carril EXCLUSIVO para el uso de solamente bicicletas (ni motos, ni autos, ni peatones) en una obra recientemente proyectada; veo y leo una contradicción. Leo que algo o alguien no les permitió entrar y sin embargo veo una fotografía (y seguro en redes sociales encontrare muchas mas) donde hay un gran numero de ciclistas con sus vehículos dentro del puente.
ReplyDeleteO sera que se refiere a entrar al acto de inauguración, el cual era exclusivo para peatones sin sus autos o motos y sin sus bicicletas.